
Si validamos el cuento del pato (si camina como pato, si vuela como pato, si tiene pico de pato…), Honduras es un narcoestado.
Jaime Rosenthal, patriarca de la familia más rica del país, murió hace pocos meses en San Pedro Sula bajo arresto domiciliar, acusado de evasión fiscal. El juicio en su contra, abierto por la fiscalía hondureña, le permitió vivir cómodamente en su mansión sampedrana y evitar la extradición a Estados Unidos, donde la Corte Sur distrital de Nueva York lo requería por lavado de dinero proveniente del narcotráfico.
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